Con el agobio de final de curso, como sabéis, ando un poco estresada y me había olvidado de buscar alguna casita de estas que envidiamos malsanamente la gente como yo. Sí, esos un tanto frikis que nos interesamos por el trabajo de algunos arquitectos, excepto por el de aquellos que salen por la tele haciendo casas para futbolistas, que esos sí que son freaks-freaks más propios del Circo Barnum.
Hoy os voy a enseñar una vivienda de estas que uno imagina compartiendo con un amor reciente, dado el romanticismo de su ubicación, que es lo que en mi opinión hace de esta casa una arquitectura tan especial. Está situada en el medio del desierto de Sonora en Tucson, muy alejada del ruido de la civilización. La imagen del perfecto contraste entre la arquitectura y el paisaje lleno de cáctus, con esa luz tan distinta, es tan potente que me he quedado prendada. Esta mezcla de la fuerza del acero con la aridez del terreno, en el medio de la nada, asegura la tranquilidad, la serenidad, la felicidad y quizás también alguna picadura de escorpión. Ha sido creada por el estudio Crosby Doe Associates.
Se trata de tres cubos independientes hechos de acero y cristal. Uno de los cubos dispone de habitación y un baño pequeño, el otro de un área de trabjo con una oficina y el último del salón-comedor. El interior me ha defraudado un poco, así que os ahorro el ver desgracias y no he puesto ninguna foto.
La maravillosa sensación de vivir en un espacio remoto, con todo ese glamour romántico se anula al instante con esa imagen del váter enfrente del enorme ventanal. ¿No os parece?
Jajaja... Pues sí que es surrealista lo del váter... Sobre todo con esa figura de hombre levantando los brazos al lado...
ResponderEliminarEso es por si te sientes ya poco acompañado delante del escaparate... yo en esa casa acabaría con serios problemas intestinales...
ResponderEliminarMenos mal que me comentas tú Montse, sino esto parece el mismo desierto sobre el que está la casa...
Non muller... ;)
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