domingo, 24 de julio de 2011

JUDITH G. KLAUSNER








Hace unos días cuando os ponía obras de Marc Quinn, pensé que tendría que realizar también un post dedicado a Lucian Freud, hilando con el anterior, ya que es otro de los artistas que ha inmortalizado a Kate Moss. Esto es lo único que tienen en común ya que la obra de ambos no tiene nada que ver. Pero voy encontrando cosas que incluyo en mi archivo de “hallazgos” y lo urgente no deja tiempo para lo importante. Así es que lamentablemente se nos ha muerto antes y merece que le haga un homenaje en este blog. Será el próximo. Mientras tanto ya tenía preparado el tema de hoy y no me da el tiempo para más, la verdad es que cada entrada me lleva un buen rato...


Hoy vamos a ver la obra de Judith G. Klausner. Esta artista americana, muy joven, hace una obra que me ha llamado muchísimo la atención por lo original y lo variopinta que es. Siente atracción por las cosas pequeñas, cotidianas, que la mayoría de la gente ignora conviertiéndolas en la base de sus propuestas.


Por un lado trabaja con insectos de una forma delicada y sutil convirtiendo a estos pequeños seres, tan eficaces y por otro lado tan denostados por casi todo el mundo, en protagonistas de escenas fantásticas. Vestidos elegantemente y recreando escenas de cuentos y películas, de un modo similar a lo que ya habíamos visto en la obra de Anne-Catherine Becker-Echivard con sus sardinas. Judith consigue superar los prejuicios para encontrar la belleza en los insectos. Ella insiste en que se los encuentra muertos, que es de ese tipo de personas (yo hago lo mismo) que trata de salvar hasta a la más mínima araña con la que se encuentra.





Por otro lado trabaja también con materiales tan extraños como uñas humanas o dientes de leche de niño. Materiales de desecho que causan cierto “repelús” pasan a ser materia prima de obras delicadas y elegantes.



Y lo que la ha hecho más conocida, sin duda, es su trabajo con alimentos. A esta chica le gusta jugar con la comida, fusionando el pasado con los tiempos que corren. Está muy interesada en la transformación de alimentos envasados a través de procesos artesanales victorianos como el bordado. Le entusiasma este fenómeno que se está dando en su país, los EEUU, donde se empieza a cocinar en casa mirando con nostalgia los alimentos saludables que consumían los abuelos pero agradeciendo la comodidad que supone consumir alimentos ya cocinados que nos permiten invertir el tiempo en otras cosas. Borda con punto de cruz galletitas saladas, borda pan de molde imitando el moho, la mantequilla o un huevo frito con un realismo increíble y talla figuras imitando a las imágenes de los camafeos o a los retratos romanos con el relleno de las galletas. Su especialidad son las galletas Oreo, que son realmente un puntazo.















Flipante ¿no?

1 comentario:

  1. Sorprendente, desde luego. Con lo del bordado me has llegado, como te puedes imaginar...

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